martes, 5 de julio de 2011

Hundida en mi propias lágrimas.
Pienso en cómo escapar de mí misma.
Intento huir de lo que peor me hace.
Y sin embargo cada vez me
destruyo más y más.
Sin vuelta atrás.
Sumisa dentro de aquellos pensamientos
que rompen mis esperanzas
de ser perfecta.
No encuentro otra manera por la cuál gritar.
Por la cuál difundir mi odio hacia mi misma, hacia mi persona,
hacia mis pensamientos, hacia mi cuerpo.
Me siento vulnerable.
Sé que lo soy.
Lo demuestro con cada paso que doy.
Con cada palabra, cada demuestro de afecto
y con cada forma y estilo que le doy a mi aspecto.
No entiendo cómo no funciono.
Todo funciona mal en mi, y ya no comprendo.
Cómo estoy así, cómo llegué a esto exactamente.
Cómo estoy tan sumisa en la exactitud
de lo que es la perfección para mi.


Hay veces que me cuesta continuar, realmente me cuesta.
No lo hago por llamar la atención,
porque bien muchos saben que es lo que menos me interesa.
No lo hago por decir algo hacia los demás,
es para expresar algo hacia mí misma.
La opinión ajena ya no me afecta.
No lo hago por lo que piense o diga el otro de mí,
lo hago porque sé que hay algo en mí
que no está bien.
Y obviamente, como todo error,
quiero arreglarlo.
Arreglar cada parte de mí como si fuese una máquina.
Es que el ser humano lo es;
es una máquina que si tiene su mantenimiento...
funciona a la perfección.
Y así es como llega todo de nuevo a lo mismo.
Como un círculo vicioso,
voy desde un extremo hacia otro.
Yo no tengo un punto medio, tengo un punto fijo y lejano.
Sí, soy extremista.
Y en parte, para mis metas es muy bueno serlo.
Muy bueno.


Mis deseos van más allá que cualquier otro deseo.
No son cosa fácil de conseguir,
y cuando empiezo a obtenerlos se convierten en una completa obsesión.
Y no tengo límites;
me voy hasta de mis propios extremos.
A veces me asusta. A veces no, y sigo mi rutina.
Pero es parte de ser extremista.
Y vale aclarar que en parte me gusta.

Esto de llegar a la perfección se convirtió en mi mayor obsesión.
En mi mayor deseo y anhelo...
Anhelo con todas mis ansias ser perfecta.
Perfecta hasta llorar.
Perfecta hasta volar.
Perfecta hasta desfallecer.
Perfecta hasta desaparecer.
Perfecta hasta el amanecer.
Perfecta hasta ahogarme.
Perfecta hasta el extremo.
Perfecta hasta la muerte.
...
Porque sólo ella determina cuándo las cosas se terminan.

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